“El riesgo viene de no saber lo que estás haciendo”. Esta frase del reconocido empresario Warren Buffet explica a cabalidad la importancia que existen en materia de preparación cuando se trata de invertir. Precisamente por ello, hemos creado esta Guía del inversionista, a la cual, poco a poco, iremos añadiendo nuevos conocimientos para iniciar a los interesados en el mundo de las inversiones.

En el primer artículo, un post anterior titulado “Opciones de inversión: La Bolsa” (https://martorelloffice.com/blog/2021/07/22/opciones-de-inversion-la-bolsa/), comentábamos sobre la conveniencia (o no) de invertir en la bolsa de valores. Pero hoy queremos tocar otro punto fundamental de este mundo de las finanzas, como lo son: los fondos de inversión.

Los fondos de inversión son vehículos de inversión, que agrupan el dinero de varios inversores para invertirlo de forma conjunta. También se conocen como institución de inversión colectiva,

En otras palabras, los fondos de inversión son como “cestas” de valores, productos financieros compuestos por una variedad de activos, que acumulan el dinero de muchos inversionistas para invertirlos en otros activos financieros como acciones o bonos. Su valor depende del valor de los activos que contiene y del rendimiento de los mismos.

Justamente en el artículo sobre la Bolsa indicamos que uno de los retos es conseguir una adecuada diversificación. Los fondos de inversión representan en cambio la diversificación por antonomasia: allí la diversificación pareciera no conocer límites, y así existen desde fondos temáticos o sectoriales hasta fondos cuya finalidad es replicar la economía mundial, con exposición a todos los sectores y economías del planeta entero.

También se diferencian en su composición, que puede incluir renta variable o fija, en porcentajes absolutos o variables o una mezcla de ambos.

Activos y pasivos. Pero a la hora de clasificarlos hay un punto crucial y es su gestión, y así se dividen en fondos de gestión activa y fondos de gestión pasiva (o indexados).

  Los primeros son aquellos cuya composición varía según los criterios de un grupo de profesionales: los gestores del fondo. Ellos tienen el poder de cambiar el contenido de la “cesta” de valores que conforma cualquier fondo con el fin de maximizar la rentabilidad.

Por el contrario, los llamados fondos de gestión pasiva o indexados se limitan a seguir y replicar un índice de referencia, que podría ser, por poner un ejemplo, el Nasdaq 100 (las cien principales empresas tecnológicas de Estados Unidos). Al adquirir ese fondo se tendría participación en estas empresas, logrando una exposición diversificada con una sola operación y sin pagar apenas comisiones.

Así a simple vista pudiera parecer más conveniente invertir en un fondo de gestión activa, al fin y al cabo, éste estará manejado por profesionales que buscan maximizar la ganancia. Sin embargo, el informe SPIVA (Standard & Poor’s Indices Versus Actives) con cierre el 31 de diciembre de 2020, indica que entre 2016 y 2020 solo el 19,4% de los fondos de gestión activa consiguieron superar sus índices de referencia. 

Esto es en gran parte porque esos expertos que trabajan en los fondos de gestión activa reciben honorarios por su trabajo (y por lo general los mismos son independientes de los resultados que consigan), y por lo tanto dichos fondos tienen una mayor comisión de gestión. 

Por esta razón los fondos indexados han ganado mayor popularidad en los últimos años.

Los EFTs. Los llamados fondos cotizados o EFTs están muy de moda entre inversionistas institucionales y minoristas por las muchas ventajas que ofrecen.

Éstos son un producto híbrido entre los fondos de inversión y las acciones: son “cestas” de valores (como un fondo de inversión) pero al mismo tiempo cotizan en el mercado secundario, se adquieren de manera sencilla y su valor puede monitorearse en todo momento.

Tienen además unas comisiones verdaderamente bajas, cubren una variedad de índices y activos subyacentes y gozan de enorme liquidez. 

De acuerdo con Economipedia.com, los principales beneficios de un fondo de inversión son:

• Diversificación: ofrecen espectros amplios de inversión ya que al acumular dinero de muchos inversores pueden acceder a más mercados.
• Amplitud: permiten tener acceso a mercados que en muchos casos no están disponibles cuando se invierte individualmente.
• Calidad: Para invertir en el mercado bursátil es necesario tener conocimientos financieros. Por lo que, su ejecución la realizan profesionales calificados, que garantizan la calidad. 
• Impuestos: La inversión a través de fondos de inversión suele tener ventajas fiscales para los contribuyentes en casi todos los países.

En próximas publicaciones seguiremos presentando las opciones de inversión que existen en el mercado para crear la Guía del Inversionista.