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Los errores más frecuentes del emprendedor

Los errores más frecuentes del emprendedor

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Nunca es fácil emprender, crear una empresa desde cero, por más buenas que sea la idea y por más ganas y empeño que le ponga el emprendedor y la gente que le rodea. Muchas veces nos encontraremos en territorio inexplorado, y por eso los errores están a la orden del día. Pero si se tienen en cuenta algunas premisas básicas y estamos conscientes de los principales errores en que se puede incurrir, estaremos más protegidos. Aquí una lista de los errores más frecuentes que tienen lugar entre aquellas personas que se lanzan en el fascinante pero difícil mundo del emprendimiento:

Centrarse en el producto descuidando al cliente. Es un error común poner todos los esfuerzos en el lanzamiento de un producto innovador que revolucionará el mercado, olvidando muchas veces si satisface las necesidades del cliente. De poco servirá tener el mejor producto del mundo si el sistema de pagos no es eficiente o si las entregas no son puntuales, por ejemplo.

No escuchar la crítica. Hay que saber escuchar las críticas negativas, en lugar de desecharlas porque nos resultan incómodas, ni creer que quienes critican alguno de nuestros productos o servicios lo hacen porque forman parte de una campaña o responden a oscuros intereses.

Asociarte con la gente menos idónea. Muchas veces el reflejo más natural es asociarse con familiares o amigos íntimos, con las personas que nos resultan más cercanas y con quienes nos sentimos más cómodos. Muchas veces esa actitud tan natural se convierte en un error evidente. A la hora de buscar socios, siempre será mejor apoyarnos en criterios profesionales.

La repartición de acciones. Muchas veces se cree que lo mejor es repartir las acciones de manera equitativa, cuando en la práctica esa decisión suele fomentar el caos. ¿Cómo se puede llegar a un acuerdo cuando hay dos socios con 50% cada uno? ¿Y si son cuatro con 25% cada uno? Cuando hay tres socios y cada uno tiene un tercio de las acciones, suele suceder que la compañía se transforma en una tiranía de dos personas, dejando por fuera al tercer socio. A la hora de adjudicar acciones, lo mejor es pactar entre todos los socios pensando en todas estas posibilidades.

Contratar sin pensar. A la hora de contratar al personal es muy importante que los candidatos se amolden a la cultura de la empresa. Muchas veces se comete el error de fijarnos demasiado en los conocimientos del aspirante y omitimos este primer punto, sin darnos cuenta de que tal vez muchos conocimientos los podrá adquirir después, pero a veces es más difícil lograr que alguien se adapte a nuestra cultura empresarial.

Empeñarnos en una idea. Es muy común tener una idea y empeñarse a la misma a pesar de todo. Hay que tener cuidado en no enamorarse de una idea en específico, estar siempre abierto a quienes la critiquen o la pongan en entredicho.

No saber dónde estamos parados. A la hora de fundar una empresa es importante tener claro las exigencias que la misma nos traerá a nivel personal y familiar. Hay que recordar que siempre tendremos que hacer muchos sacrificios en ese campo, y debemos preguntarnos con honestidad qué tan dispuestos estamos a hacerlos.

Desconocimiento del mercado. No se debe ofrecer un producto o servicio solo porque a nosotros nos parece bien o nos parece útil. Hay que conocer las necesidades del cliente mejor que las propias.

Diversificación antes de tiempo. Es importante no lanzarse a un segundo mercado antes de dominar el primero. Solo se debe pensar en la diversificación cuando la empresa esté consolidada.

Fijarse metas fantasiosas. Ser realista es crucial, hay que fijarse metas alcanzables, factibles, y reflejar datos realistas.

Descuidar el talento. Muchas veces los empresarios se esfuerzan mucho por captar talento, pero luego olvidan que también es necesario retenerlo. Hay que tener en cuenta que los empleados más talentosos siempre están cerca de la puerta de salida, y debemos pensar en estrategias e incentivos para retenerlos.

Una vez que tengas claro cuáles son los “Don’t” será más fácil evitarlos y corregirlos en caso de que ya los hayas llevado a cabo. ¿Tienes muchos años con tu negocio o emprendimiento? Cuéntanos cuáles son los grandes reveses que has sufrido y cómo has salido adelante luego.

Nunca es fácil emprender, crear una empresa desde cero, por más buenas que sea la idea y por más ganas y empeño que le ponga el emprendedor y la gente que le rodea.

Muchas veces nos encontraremos en territorio inexplorado, y por eso los errores están a la orden del día. Pero si se tienen en cuenta algunas premisas básicas y estamos conscientes de los principales errores en que se puede incurrir, estaremos más protegidos. Aquí una lista de los errores más frecuentes que tienen lugar entre aquellas personas que se lanzan en el fascinante pero difícil mundo del emprendimiento:

Centrarse en el producto descuidando al cliente. Es un error común poner todos los esfuerzos en el lanzamiento de un producto innovador que revolucionará el mercado, olvidando muchas veces si satisface las necesidades del cliente. De poco servirá tener el mejor producto del mundo si el sistema de pagos no es eficiente o si las entregas no son puntuales, por ejemplo.

No escuchar la crítica. Hay que saber escuchar las críticas negativas, en lugar de desecharlas porque nos resultan incómodas, ni creer que quienes critican alguno de nuestros productos o servicios lo hacen porque forman parte de una campaña o responden a oscuros intereses.

Asociarte con la gente menos idónea. Muchas veces el reflejo más natural es asociarse con familiares o amigos íntimos, con las personas que nos resultan más cercanas y con quienes nos sentimos más cómodos. Muchas veces esa actitud tan natural se convierte en un error evidente. A la hora de buscar socios, siempre será mejor apoyarnos en criterios profesionales. 

La repartición de acciones. Muchas veces se cree que lo mejor es repartir las acciones de manera equitativa, cuando en la práctica esa decisión suele fomentar el caos. ¿Cómo se puede llegar a un acuerdo cuando hay dos socios con 50% cada uno? ¿Y si son cuatro con 25% cada uno? Cuando hay tres socios y cada uno tiene un tercio de las acciones, suele suceder que la compañía se transforma en una tiranía de dos personas, dejando por fuera al tercer socio. A la hora de adjudicar acciones, lo mejor es pactar entre todos los socios pensando en todas estas posibilidades.

Contratar sin pensar. A la hora de contratar al personal es muy importante que los candidatos se amolden a la cultura de la empresa. Muchas veces se comete el error de fijarnos demasiado en los conocimientos del aspirante y omitimos este primer punto, sin darnos cuenta de que tal vez muchos conocimientos los podrá adquirir después, pero a veces es más difícil lograr que alguien se adapte a nuestra cultura empresarial.

Empeñarnos en una idea. Es muy común tener una idea y empeñarse a la misma a pesar de todo. Hay que tener cuidado en no enamorarse de una idea en específico, estar siempre abierto a quienes la critiquen o la pongan en entredicho.

No saber dónde estamos parados. A la hora de fundar una empresa es importante tener claro las exigencias que la misma nos traerá a nivel personal y familiar. Hay que recordar que siempre tendremos que hacer muchos sacrificios en ese campo, y debemos preguntarnos con honestidad qué tan dispuestos estamos a hacerlos. 

Desconocimiento del mercado. No se debe ofrecer un producto o servicio solo porque a nosotros nos parece bien o nos parece útil. Hay que conocer las necesidades del cliente mejor que las propias.

Diversificación antes de tiempo. Es importante no lanzarse a un segundo mercado antes de dominar el primero. Solo se debe pensar en la diversificación cuando la empresa esté consolidada.

Fijarse metas fantasiosas. Ser realista es crucial, hay que fijarse metas alcanzables, factibles, y reflejar datos realistas. 

Descuidar el talento. Muchas veces los empresarios se esfuerzan mucho por captar talento, pero luego olvidan que también es necesario retenerlo. Hay que tener en cuenta que los empleados más talentosos siempre están cerca de la puerta de salida, y debemos pensar en estrategias e incentivos para retenerlos.

Una vez que tengas claro cuáles son los “Don’t” será más fácil evitarlos y corregirlos en caso de que ya los hayas llevado a cabo. ¿Tienes muchos años con tu negocio o emprendimiento? Cuéntanos cuáles son los grandes reveses que has sufrido y cómo has salido adelante luego. 

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