La inmigración fue dejando una herida global de la que poca se habla. Los migrantes viajan dejando sus hijos y familiares detrás, en una búsqueda de poder brindarles un mejor futuro. Esa realidad que viven a diario millones de latinos que residen en los Estados Unidos creó una doble desconexión: con sus afectos, por un lado, y con el sistema financiero del que dependen para enviar remesas a sus países de origen cada mes.

En ese contexto, Zizu, una empresa creada por el argentino Juan Manuel Pereyra Murray con base en Norteamérica, busca crear un puente entre los migrantes y sus familias a través de una plataforma que permite a los extranjeros enviar dinero a sus pagos sin pagar excedentes como los que se aplican en las instituciones estadounidenses. Además, Zizu trabaja en un abanico de productos pensados en los residentes latinos en Estados Unidos, con el objetivo de generar vínculos de confianza entre los migrantes y las instituciones a través de una relación de respeto.

La comisión de envío de dinero a este segmento históricamente fue cercana al 10%, lo cual da un gasto anual acumulado de u$s420. En contraste, en Jalisco, el segundo estado receptor de remesas de México, el salario promedio es de u$s210, y el costo de la universidad de Guadalajara es de u$s60 por semestre. En algunos casos, los residentes en Estados Unidos, padres que emigraron para trabajar en campos de algodones o megaconstrucciones, están pagando comisiones de hasta el 12%.

“Nuestro foco está en que nuestro cliente latino tenga tranquilidad de que no existan cargos ocultos, que el dinero llegue a tiempo, y si contacta la empresa será tratado con el respeto que merece. A cambio de esta tranquilidad y trato, naturalmente aceptaran afrontar un fee razonable”, menciona el CEO y fundador de Zizu, de 42 años, quien obtuvo un MBA en Estados Unidos y actualmente está cursando estudios de posgrados en la Universidad de Columbia.

La plataforma de envíos de Zizu es digital, lo que permite bajar costos respecto a canales tradicionales, los cuales hoy representan un 70% de los envíos de remesas. Asimismo, la firma está ampliando sus servicios con una tarjeta Visa débito para este segmento, descuentos de cheques desde el teléfono (cash deposit) y un seguro que cubre tres meses de remesas en caso de que el migrante pierda el empleo o sufra un accidente laboral.

Resiliencia

La firma se fue reinventando prácticamente desde su nacimiento. Surgió como una plataforma de tipo de cambio en Argentina, donde fue seleccionada por Visa para su aceleradora de innovación en Miami. Un día antes de comenzar el programa, una crisis financiera obligó al Gobierno argentino a poner un cepo cambiario. El equipo navegó el programa de Visa para abrir operaciones afuera, recuerda Pereyra Murray, y pivoteó el modelo “hacia una tarjeta VISA para entregar a los turistas latinos en Estados Unidos”. Al comenzar su implementación estalló la pandemia del Covid. “Otra vez enfrentamos un sismo en nuestro mercado target”, sostiene el fundador de Zizu, empresa inspirada en el exfutbilista francés Zinedine Zidane, alias Zizou, por su modo de crear en el campo de juego.

En la empresa sostienen que los grandes players del sector de remesas, que mueve u$s110 billones al año (más de un 20% de la economía argentina), ofrecer peores costos pese a su escala. “Mayores nombres implicaron mayores gastos en edificios corporativos y viajes, mayores salarios ejecutivos, adquisiciones jugadores entrantes, y los costos trasladados hacia el eslabón con menos peso en la cadena: el cliente”, asegura Pereyra Murray, quien analiza que la fortaleza de Zizu es poner atención solo en américa latina, atención que no pondrán los jugadores globales del sector.

“Tenemos mejor precio y conveniencia. Otras firmas digitales tampoco no hacen foco en los latinos y nosotros sí, con una gama de productos más completa que los de ellos”, dice el CEO de Zizu, y concluye: “Sus familias dependen de ellos: vimos que hay un montón de casos de remesas, unos a los padres, otros a hermanos, sobrinos. En Centroamérica y México hay más de un millón de chicos abandonados”.

Fuente de la noticia: ambito